Por la paz del mundo:
Una vez más, me acongoja pensar que el poder mundial nos
somete a la injusta desgracia de muertes inocentes; del pueblo oprimido en la hacienda
gubernamental de los que nos dirigen a la defenestración de una temida muerte.
Pienso, que es
aberrante que en el siglo de los avances, se retroceda para armarnos a la guerra, para el fracaso, para la sangre
derramada de los más inocentes (el pueblo).
El mundo adolece de gobiernos que nos protejan, que nos
hagan crecer en el hoy y en el mañana, que nos aporten salud de alma y cuerpo,
que nos eduquen para ser hombres y mujeres
asidos de la mano levantando pueblos, familias y hermanos. No, no
necesitamos armas letales, necesitamos hospitales para curar al enfermo, sanar
al herido para crecer en la vida.
¡No a la guerra! ¡Sí! a la Paz, al progreso, a los
avances, a comer para vivir y crecer para pensar en libertad del bien. No, no a la guerra que enriquece a los más
potentes menguando a los inocentes.
No, no quiero
sangre perdida en el asfalto negro de mi calle, no quiero niños hambrientos,
casas sin nadie, ancianos muriendo y madres llorando. ¡No, no a la guerra! Por un mundo unido, sujeto a la armonía,
abrazando a los pueblos y sembrando trigales verdes. ¡No, no a la guerra!
Todos podemos mostrar la inconformidad de las armas
vendidas que enriquecen a unos, para enterrar a muchos.
¡No, no a la guerra!
Por el Este floreciendo en sus estepas y creciendo en la
cordialidad de la razón y la templanza. ¡No, no a la guerra, si a la vida!
Rosa María Milleiro
Fotocomposición: Rosa María Milleiro