
En el tejado de la remembranza,
tras las tejas carcomidas del tiempo
me posicioné en mi deslucida ventana
oteando el recuerdo.
Mis ojos se posan
en la
sien del espejo…
y
en
cada latido
visiono el pasado
extraviado y volando
en la nada; volando, volando…
Me veo aflorar entre marcos
envejecidos bisagras oxidadas,
cordura y desacuerdo.
Mientras una lágrima
besa mi cara,
el
escalofrío de la noche
arropa el silencio segmentando
en el bostezo del sueño.
Foto Rosa María Milleiro