Dedicado a tod@s los que saben posicionar sus sentimientos
en la cordura de los trenes de sus días y en cada estación dejar las secuencias
sin partidas.
Me descalcé
en los caminos de mis días
descansando mis pies en la cama de mis sentimientos:
Supe avanzar
sin caer en la estación del llanto
entre los raíles paralelos
que nunca se rozan.
Me descalcé
confortando mi cansancio
escribiéndote con precisión la dicha del adiós.
Fotocomposición y poema de Rosa María Milleiro: Ambos
registrados.
Jo, qué maravilla... No es fácil me parece, pero no hay que dejar de intentarlo jamás.
ResponderEliminarAmigo Míguel. Gracias por compartir momentos en la posición de poeta.
EliminarUn abraciño sincero y con prosa.
Hala, cómo me voy a ir de aquí sin un abraciño... :)
ResponderEliminarOtro grande para ti también.
EliminarQue alivio poder descalzarse, liberarse de prejuicios y sentimientos caducados. Un abrazo
ResponderEliminarAmiga Ester: En ocasiones únicamente nos corresponde a nosotros aflojarnos los cordones de los zapatos, pero va a ser decisión propia y sé que libera.
EliminarUn abraciño y a soltar lastre que por desgracia ya tenemos mucho con los políticos y es muy díficil desprendernos de ese gran peso.
Graciñas por la permanencia Un bico
ResponderEliminarEs necesario descalzarse y con la planta de los pies tocas el suelo, la realidad, es una gran liberación. Gracias. Besetes.
ResponderEliminarOtro para ti amiga trimbolera.
EliminarEnhorabuena, muy guapo. Un saludo
ResponderEliminarMi comentario de hoy: eliminé tu teléfono sin querer. O sea, que soy la calamidad de siempre.
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