Tristeza en la posición del adiós: Hoy enterré a mi
perrita Mota después de sufrir un problema cerebral. Las personas que amamos a
los animales comprendemos lo que es
pasar por ese trance de despedida.
Mota era una perrita de setecientos cincuenta gramos, pero
su cariño era inmenso y su lealtad me ha llenado de cariño durante sus casi once años de vida.
Habita en mi esa tristeza que desgarra, atormenta y
lacera, pero con la ayuda de Dios y el de las personas que me quieren y mis dos
gatitos, posicionaré el llanto en la cornisa del sentimiento y una vez más
agradeceré a los animales el que me enseñaran amar sin pedir, esperar sin
preguntar y besar por necesitan amar.
Mota será para siempre ese trocito pequeño que llenó mis días
de grandes momentos.
Amo a los animales para poder comprender a los racionales.
Mi cariño siempre
Rosa María Milleiro
Domínguez